Continua.
Segunda parte.
Esa noche dormimos en Vivac alrededor de unos árboles. Las predicciones meteorológicas nos advirtieron de lluvias por la tarde-noche, pero a las 3 y media de la madrugada nos vino un chubasco que hizo que nos acurrucásemos debajo de los árboles. Duró apenas 5 minutos, pero fué lo justo para ver una carrera de sacos en medio del campo por parte de unos locos vivaqueando (que espectáculo, cada vez que lo pienso...)
El resto de la noche nos respetó el tiempo y pudimos (mas o menos) dormir hasta las 7 y pico.
Mirando desde nuestro hotelito hacia el sur, donde está La Granja y al fondo Siete Picos.
Este era nuestro campamento.
Nos levantamos, desayunamos y recogimos el campamento. Decidimos continuar por la pista por la cual íbamos pensando que era el buen camino.
La Granja al fondo.
Sin embargo, un par de kilómetros más adelante nos dimos cuenta que estábamos equivocados y volvimos sobre nuestros pasos hasta la carretera que salía de La Granja y enfilamos por ella hasta encontrar la Cañada Real Segoviana.
Por la carretera:
Enfilamos por la cañada en dirección norte-noreste hacia Navafría.
Cruzando rios.
Sabanas.
Y praderas.
Para llegar al pueblo de Navafría poco después de las 11:30, tras recorrer unos 35 kilómetros, haber parado a desayunar, mil veces a hacer fotos...
En este pueblo estaban en fiestas, pero a pesar de ello estaban las tiendas abiertas y pudimos entrar a comprar provisiones para la comida y al cena de ese día.
También hicimos una parada de repostaje en una terracita muy maja, pensando en lo que se nos venía encima a continuación: El puerto de Navafría, o EL REVENTÓN!!!
A eso de las 12:45 salimos para en filar las primeras rampas por la carretera (que suaave) y que tras unos dos kilómetros abandonamos para ir por la pista y el camino.
Aquí empezó lo bueno. Entre pinos casi toda la subida, con sólo un kilómetro de pista asfaltada, pasamos al camino de piedras, arena palitos y piñas que soltaban los árboles.
A esto le sumamos el calor de mediodía y las rampas nos hicieron sudar
Alguno ya desesperado con la subidita de marras!!!
Pero al final lo conseguimos y llegamos arriba!!!
Pero alguno pagó un alto precio. En una de sus últimas rampas, Fran (el que tiene el casco entre las piernas) rompió el desviador
A un par de kilómetros de la cima paramos en una fuente a comer. Eran las 4 de la tarde.
En donde se le hizo un single-track para que pudiera seguir (por lo menos hasta llegar a la civilización)
Al pie de ese pantano (Embalse de Pinilla) estaba Lozoya, el siguiente pueblo
Al llegar allí, Fran no podía pedalear de ninguna manera. Eran las 6 de la tarde y durante la bajada nos había caido un chubasco importante, que aunque no llegó a calarnos, sí que nos enfrió un poco. Paramos en el pueblo de Lozoya un rato a pensar qué hacer.
Fran llamó a su padre y le pidió ayuda. Este salió a comprar un desviador y mientras tanto, Miguel Angel (el de pantalones azules) sacó un invento que nos ayudó a que continuaramos unos kilómetros en vez de estar parados las casi tres horas que iba a tardar la ayuda.
Con esto conseguimos avanzar hasta El Paular, bastante lentos ya que cuando acelerábamos un poco, a Fran se le atascaba la cadena, y a pesar de ser sólo 15 kilómetros a recorrer, tardamos bastante.
En donde arreglamos la

de Fran. Eran más de las 20:30 cuando llegamos y estaba nublado. Parecía más de noche, pero decidimos continuar un rato y empezar la subida a La Morcuera, ya que estábamos al pie de este.
Un kilómetro más allá pinché y otra parada...
A eso de las 22:30 en la curva marcada con el 13 (lo vimos al día siguiente) nos paramos a cenar y dormir.
Mapa y perfil del segundo día:
Este día salieron unos 90 kilómetros con un desnivel acumulado de 1360 metros.
Concluirá...