Se desciende un poquitillo desde el pueblo hasta la vera del río para cruzar por un puente el río Asabón. Desde ahí comienza un pequeño ascenso por una pista que va acercándose a la Foz de Salinas. El camino está perfectamente señalizado y con paneles informativos. Esta vez tendremos en el mismo pack el disfrute de la naturaleza y la parte cultural. Boj, acebo, buitres, halcones…


La pista se estrecha y se convierte en un sendero que va cogiendo altura y nos llevará a nuestro destino Salinas de Jaca viejo. La distancia a recorrer es relativamente corta, pero entre paneles educativos, fotos, prismáticos, el resuello que les falla a algunos,… tardamos hora y media en hacer un trayecto que estoy segura se podría haber hecho en 30/40 minutos.

El espectáculo es brutal. Entre las paredes rocosas y los buitres dándonos tema de conversación, no conseguimos andar 10 minutos seguidos.


También hemos tenido que parar un rato en La Fuente La rata. Una cascada en la que más de uno puso a remojar extremidades y cpu.


Por el camino también hemos ido encontrando unos mojones identificados como MP1, MP2 y MP3. No sabemos si más arriba habría algún MP4, ipod o similar, pero nosotros el último que vimos fue el MP3.
Al final llegamos a la iglesia gótica de Santa Magdalena de Salinas Viejo, que está semiderruída aunque todavía conserva las paredes de piedra, parte de la cúpula, el escudo,…


Aprovechamos la zona para alimentar también el cuerpo, que el espíritu ya lo teníamos cubierto. Esta vez únicamente frutos secos, fruta y chocolate, agua y… las botas de vino.
Tras un rato de descanso comenzamos al vuelta. Sabemos que habrá que bajar despacio porque, aunque el camino no ofrece ninguna dificultad, nuestro equipo humano debe bajar con mucha precaución.
A pesar de todas las precauciones, lo que hemos tardado en subir hora y media, lo bajamos en 30 minutos. Está claro que hemos pasado mucho más tiempo parados que andando. Pero ha sido todo un placer.
Abajo, alguno dedice pasar el río ignorando el puente. ¿Serán las ganas de llegar al bar? Quizás. De todas maneras, antes de acercarnos al bar, nos refrescamos en la fuente del pueblo. Mientras, la avanzadilla de la expedición ya ha establecido contacto con la encantadora pareja que lleva la posada y nos tienen preparadas unas jarras de cerveza fría que levantan la boina. Unas jarras de barro estupendas que mantienen la cerveza helada (aunque tampoco damos demasiado tiempo a que se caliente).
